"I know you wanna kiss me

martes, 21 de junio de 2011

Capitulo 1 - Ella tomo el tren de la media noche para que la llevara a cualquier lugar.

 Capitulo 1
Ella tomo el tren de la media noche para que la llevara a cualquier lugar.

Tiffany una pequeña chica de una gran ciudad, es decir, en New York, la chica popular de el colegio con sus mejores amigas Gaby y Keke, cada día sale de el colegio a las una y media de la tarde, dirigiéndose a su viejo y cansado apartamento de el penúltimo piso de el edificio que queda a dos cuadras de su liceo, pero ese día había sido diferente no tanto por el abrumador calor que no calentaba y la seca y fría brisa de el medio día que flotaba en el aire.

Tiffany y su familia tenían que ir a la estación de trenes en Grand Central Station a recoger a la tía Francina, la tía de la gran mansión de lujo en un pueblo fuera de la cuidad.

Mas que todo eso era lo que a ella le atraía, acostarse en el patio trasero y recibir sol, para que su opaco y vano color blanco por fin desaparezca, pero ella no iba mas para allá, desde que la sacaron de el pequeño, privilegios y exclusivo suburbio, aun recordaba a la niña que era, y también su loca obsesión por ser millonaria y tener mucho dinero, quería tener la fragancia Chanel 5 pero por las restricciones que le decía la gente de que las niñas no podían utilizar ese tipo de perfumes, opto por en CH Garden Party de Carolina Herrera que aun utilizaba, una de las cosas que quería hacer allá era ir con sus mejores amigas a 
 broncearse mientras usaba el perfume de Carolina Herrera.

“Una de las cosas que quería hacer” La pequeña soñadora de Tiffany se le paso por la mente realizar una lista de las cosas que quería tener y hacer, la cifra de las cosas que tenia eran de vente cosas y el decepcionante numero de solo cinco visto anunciado que ya lo había hecho.
 

Hace tiempo que no había venido a Grand Central Statio, desde el viaje que decidimos hacer Gaby y Keke a los ángeles, luego de que nos descubrieran y nos devolvieran a sus casas, el pésimo paseo con la familia a Pennsylvania y los anteriores viajes hacia Chanters Hills.

Estaba igual, no había cambiado mucho, las personas caminando hacia su tren y dirigirse a sus destinos, las luces resplandecientes de las ocho de la noche.

Después de salir a las tres de la tarde del liceo, era un martes y como siempre ese día tenia que las clases más largas de todas, luego esperar a mi madre para que fuéramos todos al carro, donde había un gran transito pero al fin habíamos llegado.

Mi madre estaba ubicada en donde esta la gran pantalla que decía los horarios de los trenes, mi hermano estaba paseando por la estación viendo algunos puesto y yo estaba sentada en una esquina del pasillo donde se suponía de llegaría el tren que traería a la tía Francina.

Estaba solo yo y algunas personas paradas esperando el tren, no tenia nadie sentado a mi lado, por suerte, ya que me asustaban la presencia de la gente, eso significaba que debía actuar  diferente, pero no, estaba con mi iPod verde manzana, el mas viejo de todos y unos de los primeros que salieron, traía mis gastados Converse azul claro, recordé el momento cuando me los compraron, estaba tan ansiosa ya que eran los primeros Converse que tendría. Y los que usaría dos largos años seguidos. Temía el día en que se le dañaran por completo. Los vi y aun seguían estables.

Las personas avanzaban con diferentes tipos de velocidades, el tren que tanto esperaban ya estaba al frente suyo y otra vez la gente se amontonaba para entran.

Había alzado la vista para observar a las personas pasar, pero luego volví mi atención a mi preciado diario, me dedicaba a escribir lo que me sucedía desde el punto de vista que nadie podía ver, el mío, como siempre dijo: Tu solo ves lo que yo quiero que veas. Tal vez no lo entiendas, pero esa es la idea.

Algunas veces se me olvidaba escribir en el y las paginas no escritas las utilizo para escribir frases que me identificaban o llenar la larga lista de cosas que quería tener y hacer. Estaba a punto de terminar la numero veintiuno.

21.- Tomar el tren que me lleve a cualquier lugar.  

Mientras sonaba en sus audífonos la canción de Avril Lavigne “Smile”

La había escrito con la intención de salir lo más pronto de la estación, no soportaba esperar y menos mientras las personas pasaban y me miraban, estar sola es desesperante.

Una resplandeciente luz hizo que alzara la vista y visualizara otros distintos rostros, hablaba con mi misma en mi mente, diciendo cosas como “Que horrible peinado” o “Que ropa tan espantosa” mientras veía a la gente, pero una señora con un gran abrigo un recargado maquillaje y una aparéense de que tenia mucho dinero, la señora noto que la veía y sonrió, me sentí nerviosa, luego ella se acerco y se sentó en el puesto de al lado.

—Buenos días —dijo la señora con un grueso tono de vos.

—Buenos días —le respondí mientras me quitaba un audífono y me sentaba derecha.

— ¿Adonde te diriges querida? —la señora se voltio y note el asombroso parentesco que tenia la señora con mi tía Francina, casi juraba que era ella y me estaba jugando una broma, pero luego note, el diferente peinado nunca jamás antes visto utilizado por ella o la ropa, era de piel.

—Ah, no yo estoy esperando —respondí lentamente.

—Bueno, ¿pero a donde te quisieras dirigir? 

—No se, a cualquier parte —respondí rápido, ese tipo de preguntas me confundía y tomaba la pero respuesta de todas. O simplemente la indispensable, algunas veces las palabras salían solas de mi boca. 

—Buena elección —aclaro— A veces es mejor dejárselo todo al destino.

No respondí.

—Ya me tengo que ir, adiós —la señora se levanto y si darme cuenta un tren nuevo y actual de la ultimas generaciones, eran mejor conocidos por su gran rapidez. Estaba parado con las puertas abiertas.

—Chao —la salude.

Lo abordo y se sentó en uno de los puestos disponibles, luego de unos segundos las puertas se cerraron y el tren se fue a la velocidad de la luz.

Desconcertada, volví a pasear la vista por el lugar y me llamo la atención un papel ubicado en el asiento donde la señora se había sentado, lo agarre y lo mire.

Era un boleto de tren, decía que la hora de llegada era a la media noche, no decía lugar, era uno de esos boletos antiguos, sospeche que debía ser de la señora por su apariencia parecía que tenia mucho dinero incluso para comprar boletos de trenes antiguos  de coleccion o tal vez lo había guardado, podría ser de su padre o abuelo que se lo heredo.

Rápidamente oí las campanas de un reloj, extrañada por la hora, marcaban las doce de la noche.

Luego volví la mirada hacia los carriles del tren y después de unos minutos un tren a todo vapor, llego a la velocidad de la luz, sospechaba que era el mismo que había tomado la señora, muchas luces resplandecían por todo el lugar y un sujeto con un uniforme de trabajador de trenes, se asomo y observo alrededor.

—Oye tu —me miro — ¿Vas a el tren de la media noche?

—No —lo dije  tan bajito que tal vez no lo había oído y por eso se bajo del tren y se acerco a mí. 

Me arranco en boleto, lo observo detalladamente, me volvio a mirar de una forma  alegre por mi llegada y me arrastro adentro del tren.

—Claro que si —dijo empujándome adentro— todos estaban esperando por ti para que de una vez por todas emprendieramos el viaje.

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